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Des amis

Tiene más de un año que no escribo, entre que he estado muy metida con la gente que verdaderamente ocupa un lugar en mi corazón y, en esa misión a tantos niveles, en la empresa; que aunque han pasado tantas cosas, no me he dado el tiempo de escribir y desahogarlas como reflexiones. No escribo para que alguien me lea. Escribo porque es una gran manera en la que organizo mis ideas, lo que siento y llego a conclusiones útiles para nadie más que mi misma. Durante el último año he roto tácita o expresamente con varias relaciones. La mayoría de ellas tenía un valor especial en mi mente y corazón, eran amigos. Sin embargo, acontecimientos, circunstancias, dinero (ah el dinero ¡cómo pudre a la gente!) el tiempo y hasta otras personas han provocado que dichas relaciones dejen de ser. En muchas ocasiones la he regado, y aunque he hecho lo que en ese momento creí conveniente para arreglar algo, no ha funcionado. En algunas ocasiones pensé que no me importaba más, pero me descubría durante días inmersa en una tristeza que no superaba la capa de mi epidermis, por lo tanto ni la expresaba, ni la demostraba, ni la sacaba. Eso hacía que se quedara más tiempo. Entendí que las personas que ya no forman parte de mi vida, sí ocupaban un lugar especial pero yo en el de ellas no mucho, o tal vez eso interpreto por cómo se comportaron. He pensado que, sin martirizarme, tal vez lo que me unía a ellos era en verdad un amor, de ese que es filial, y por eso su pérdida implicaba mucho para mi. Me dolía, y en algunos casos sigue doliendo, que se separen por la ambición y el dinero, por el orgullo, por no soportarme como se soportan los verdaderos amigos, los que aman; por los prejuicios y no buscar conocer más allá, dejaron de interesarse en mi vida, en lo que soy verdaderamente y se dejaron llevar por lo que creían que veían en lugar de demostrar ese amor que dicen conocer. Toda esta melancolía solo me ha llevado a querer construir puentes, yo no quemaré más relaciones, pero tampoco estaré para que me pisoteen. Para que un momento pongan "te quiero", "a ver cuando nos vemos", fotos, y hablen para desahogar todo; y en otro momento en el que ya no estás en su ondita desaparezcan. Afortunadamente no ha sido solo gris, pues que he podido descubrir a esas personas que han estado poco o mucho tiempo pero que me soportan, y no solo me refiero a que me aguanten sino a que son verdaderamente un soporte para mi un apoyo como dice cierto versículo, gracias a ellos he conocido el amor, ese que es incondicional, que no importa cuanto cambiemos las partes, que no me ría de sus estupideces, que no me guste lo mismo, que tal vez tengamos muy poco en común, pero que sin importar la distancia, el dinero, el tiempo, las ocupaciones y los gustos están allí haciéndose presentes, edificando mi vida y siendo parte de ella. (si lo llegan a leer, ustedes saben quiénes son)

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